Podría calificar el día de hoy como esperpéntico. Me explico, salgo a la calle a las 8 de la mañana, estaba nublado y a los 15 minutos cae una bronca de agua impresionante, lo que caía era agua y barro, de color rojizo. El refrán de febrerillo el loco estaba justificado.
A las 11 de la mañana, a las puertas de las oficinas del SAS en la avenida de la Constitución se había convocado a los medios de comunicación para presentar la convocatoria de Marea Blanca en Sevilla de manifestarse el próximo día 28 de febrero, coincidiendo con el día de Andalucía para reivindicar mejoras, grandes y urgentes, en la Sanidad pública andaluza. También, al finalizar la rueda de prensa, íbamos a registrar, los portavoces, una solicitud de reunión con el Director Gerente del SAS.
Hasta aquí lo pretendido y ahora lo conseguido. Como la lluvia seguía cayendo sobre Sevilla, nos situamos en los soportales cubiertos a pie de la escalera. Un vigilante de seguridad nos dijo, que teníamos que despejar la zona, nos desplazamos a otro recinto donde no se interfería el paso de nadie. Hicimos declaraciones a distintos medios, Onda Cera, Canal Sur, Cadena Ser, Diario de Sevilla, … Es de agradecer a otros colectivos que vinieron a acompañarlos, Diabéticos, Sierra Sur, Marea Blanca Dos Hermanas, la Algaba, Carmona, Facua y no sé cuántos más. Terminada la rueda de prensa y las sesiones de fotos y tomas de TV, nos dispusimos, Lola, Sebastián y yo a registrar la solicitud de cita con la Dirección Gerencia del SAS, aquí empieza el esperpento. 
Cuando vamos a acceder al edificio nos dice el vigilante de seguridad que sólo podemos pasar de dos en dos, bien, ni hicimos comentarios y pasaron Lola y Sebastián; yo esperé que ellos pasaran por el arco de seguridad y cuando ya estaban en el mostrador de control de acceso voy a pasar al edificio y entonces el mismo señor de seguridad me dice que yo no puedo pasar al edificio hasta que ellos lo hayan abandonado, por supuesto, le digo que eso en ningún caso, que no había nadie en el arco de seguridad ni cola para él y que no me podía negar la entrada al edificio, y me dice que eso se lo tengo que decir a la policía, le dije que lo diría a quien hiciera falta, porque no me podía conculcar mis derechos como ciudadano a pasar, con una educación exquisita, por parte de los tres portavoces, a un edificio público a registrar un documento, y pasé, coloqué los objetos metálicos en la bandeja, paso por el escaner el paraguas y me dirigí al mostrador de control de acceso, donde ya estaban Lola y Sebastián, entregamos en DNI en control de acceso, se nos da las acreditaciones de “Visitante” y pasamos al patio central del edificio. 
Había por delante un señor registrando un documento y mientras estábamos los tres hablando, vemos como se dirigen a nosotros ¡¡¡ CUATRO POLICIAS NACIONALES ¡¡¡ uniformados y armados. Antes de continuar decir que lo hicieron con mucha educación y buenas maneras, les pregunto si vienen por nosotros y me dice que sí, que los han llamado diciendo que queremos entrar por la fuerza. Les explicamos lo ocurrido, ellos ven a Lola, una auténtica señora, y Sebastián y a mi, que ya peinamos canas, bajitos. Vamos que entre un piquete “revientaloquesea” y nosotros, no había nada en común. Nos piden el DNI porque tenían que hacer un informe interno. Mientras, Lola y Sebastián presentan la solicitud en registro y una reclamación y yo me quedo hablando con los cuatro policías, les expliqué quienes éramos, la Marea Blanca, los problemas de la Sanidad y distintas anécdotas. Unos minutos antes nos preguntaron quienes éramos, Lola dijo que era presidenta de su asociación, Sebastian, médico ya jubilado y yo, portavoz de la Plataforma de Atención Temprana. Más de esperpento, cuando los policías saben quienes somos, uno de ellos me dice “a ver si conseguís algo, que yo estoy detrás de una resonancia ocho meses” y de repente y minutos después de haber dicho quienes éramos nos dicen que subamos a la segunda plata que nos va a recibir la Directora General de Profesionales, Dª Celia ….
Subimos a la segunda planta, nos hacen pasar a una sala de juntas, todo con mucha amabilidad, nos sentamos y a los pocos minutos aparece Dª Celia, Directora General de Profesionales y nos dice que el Director Gerente del SAS estaba en Granada, le habían informado de lo sucedido y le pide a ella que nos reciba.
Explicamos lo sucedido, ella intenta esquivar la situación diciendo que son las normas, pero cuando le digo que a mi no me querían dejar entrar hasta que Lola y Sebastián abandonasen el edificio, ya entonces dice que esas no son las normas y que pide disculpas por lo sucedido, que no sabía quien había llamado a la policía, “tal vez un exceso de celo por parte del vigilante”, y que desconocía los hechos, les volvimos a decir que lo único que queríamos era registrar un documento para pedir una cita con el Director Gerente del SAS para abrir una mesa de diálogo sobre el estado de la Sanidad. Simplemente eso, y que de repente se nos acercan cuatro policías, uno de ellos de cerca de dos metros como si fuésemos, terroristas, talibanes o algo parecido. Ella dice que lamenta el incidente, que ha pedido disculpas pero que volvía a hacerlo y que averiguaría qué ha pasado, y que en qué nos podía ayudar. Le dijimos que en nada, que ya habíamos registrado el documento y que este no era el momento de mantener reuniones, ni siquiera sabíamos si nosotros o ella misma sería interlocutores, en su día. ¡¡¡ Sabía que yo había mantenido un encuentro con la Viceconsejera, el día anterior, para hablar de Atención Temprana !!!
Nos acompaña hasta el ascensor y cuál es nuestra sorpresa, en el patio central seguían ¡¡¡ LOS POLICIAS !!! ¿Estáis aquí por nosotros?, Sí, “tenemos que estar hasta que abandonéis el edificio”. “No me lo puedo creer” les dije.
En ese momento ya no supe como me sentí, ni cómo se sintieron Lola y Sebastián. Al principio del incidente nos vimos desbordados, cuatro policías, en apenas cinco minutos, desde las 3000 viviendas, e incluso entendimos como un tanto jocosa la situación por lo exagerada. Pero que la policía siguiese en el edificio hasta que Lola, Sebastian y este portavoz abandonásemos el edificio, esa ya era otra cosa. Eso ya era indignante. Cuando salimos a la calle nos encontramos, frente a la catedral con este furgón policial.
Posiblemente ahora quieran echarle la culpa al vigilante de seguridad, él llamó a la policía, Sí, pero alguien se lo dijo, pero ese alguien no dará la cara.