miércoles, 10 de julio de 2013

10.07.13.- EN ESPAÑA APENAS QUEDA JUSTICIA. PAIS SIN LEY






Dos altos cargos condenados a cuatro años de prisión salen a los 48 días


-Los expresidentes de la empresa pública Ferrocarrils de la Generalitat, que malversaron 2,7 millones, salen de prisión en tercer grado
-Enric Roig y Antoni Herce están condenados a cuatro años y medio y solo han estado 48 días encarcelados

Elpais.com.- PERE RÍOS
Tan solo 48 días después de entrar en prisión el Departamento de Justicia de la Generalitat ha otorgado el tercer grado penitenciario a los expresidentes de la empresa pública Ferrocarrils de la Generalitat (FGC) Enric Roig y Antoni Herce, que fueron condenados a cuatro años y medio de prisión cada uno por malversar 2,7 millones de euros de las arcas públicas.

El tercer grado supone la aplicación del régimen abierto para ambos presos, que ayer mismo abandonaron ya la cárcel. A partir de ahora solo tendrán la obligación de acudir a prisión para pecnoctar de lunes a jueves. Y ni siquiera hará falta que lo hagan en la cárcel de Quatre Camins, en el municipio barcelonés de La Roca del Vallès, donde apenas han estado este mes y medio. Roig y Herce pueden pernoctar en el centro de régimen abierto que tiene la Generalitat en la prisión Modelo de la ciudad de Barcelona.

La concesión del tercer grado penitenciario fue acordado de manera unánime por la junta de tratamiento de la prisión el pasado lunes. La junta la preside el director de Quatre Camins, José Custodio y de ella también forman parte el jurista del centro, un psicólogo y un educador social. Ninguno realizó objeciones al régimen abierto para los dos presos, que habían intentado evitar su ingreso con la petición del indulto al Gobierno. Al ser denegado, la Audiencia de Barcelona ordenó el encarcelamiento para cumplir la pena. La junta ha valorado que se trata de delincuentes primarios, con voluntad de devolver lo que se llevaron y con un entorno social y familiar estable.

Enric Roig fue presidente de Ferrocarrils de la Generalitat entre 1993 y 1999 y le sucedió un año en el cargo Antonio Herce, cuando el presidente de la Generalitat era Jordi Pujol. La sentencia condenatoria relata que en el año 1991 constituyeron un fondo de pensiones ilegal para directivos de espaldas a la Administración y sin control oficial. Al final, 15 de esos directivos se repartieron los 2,7 millones. Por este mismo caso también fue juzgado Albert Vilalta, consejero de Medio Ambiente de la Generalitat con Jordi Pujol y secretario de Estado de Infraestructuras con José María Aznar. Los jueces sentenciaron que prevaricó como los demás, aunque él no cobró ningún dinero. Fue absuelto porque el delito había prescrito.

Diversas fuentes jurídicas consultadas por EL PAÍS coincidieron ayer en resaltar ayer que la decisión de la Generalitat se ajusta a la legalidad pero supone un trato de favor respecto a lo que es la práctica habitual con el resto de presos y a la aplicación de la legislación penitenciaria. El Departamento de Justicia dictó hace apenas un año la circular 2/12 sobre libertad condicional en la que se asegura que el criterio general para la concesión del tercer grado penitenciario es haber cumplido la mitad de la condena. En el caso de Roig y Herce serían 51 meses y solo han estado en prisión mes y medio.

Del mismo modo, el Código Penal establece que para la concesión de la libertad condicional se valorará el resarcimiento del daño causado. Es decir, el pago de la responsabilidad civil derivada del delito. Roig y Herce solo han devuelto a la empresa pública unos 646.660 euros, lo que ni siquiera cubre una cuarta parte de los 2,7 millones que el Tribunal Supremo les condenó a pagar.

Un niño mirando
MIRADAS
Nosotros no robamos.
 Nos cuesta mirar los ojos de los que sufren.
  Desde nuestras necesidades cubiertas, nos hieren sus miradas.
Algunos, muchos politicos: corrupto, ladrones, sinverguenzas.
¿como miran la desdicha ajena desde su opulencia?
  ¡Ni siquiera  de  reojo son capaces de mirar la indigencia!
Ante su impunidad:
¿Que le está pasando a la justicia?
¿A donde miran los jueces?
Paracelso.


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