sábado, 23 de febrero de 2013

23.- MUERE UNA BOLIVIANA

Todos los que hacemos urgencias sabemos que la seguridad de nuestra asistencia está respaldada por la seguridad que nos otorga el saber que las distintas especialidades, tras nuestra actuación, velarán tanto en la confirmación del diagnostico como en el seguimiento del proceso.

Un servicio de urgencias no es la panacea para un diagnostico preciso, y menos aún para el seguimiento de la evolución de los miles deprocesos que por la puerta de las urgencias entran sin día ni hora.

Los "listos" y digo "listos" de la forma mas peyorativa mente posible, que pensaron que con garantizar la urgencia a los "sin papeles"  se les avala seguridad sanitaria, no tienen ni idea de cual es la función de un servicio de urgencias.

Los médicos de urgencias nos sentamos en las salas de curas de ese complicadísimo puesto de trabajo en la seguridad del RESPALDO QUE DÁ LA POSIBILIDAD DE DERIVACIÓN  a nuestros compañeros especialistas, tras un proceso meramente estabilizador. Este ejercicio diario no ha sido contemplado por los "listos" y vuelvo a decir "listos"que con su frivolidad están provocando la muerte a seres humanos indefensos, simplemente por no tener "papeles"

No es la primera vez que nos hacemos eco de estas noticias poco documentadas.

Para ello, para documentarlas, hay que preguntarse:

¿Donde está  el defensor del pueblo?
¿Donde está  el deefensor del paciente?
¿Donde están los sindicatos de estos trabajadores que se han dejado el pellejo trabajando sin un solo papel que lo acredite?
¿Donde están los parlamentarios de izquierda que no dan un zapatazo en la mesa de una vez?
¿Donde los colegios médicos mas preocupado por los actos sociales y su propia imagen que por los aspectos deontológicos.
 

Estas muertes hay que documentarlas y si existe negligencia del legislador este debe responder al igual que nosotros los médicos de urgencias respondemos constantemente de nuestra praxis.

Pero me temo que el "difumino"  nuevamente hará su sibelino trabajo.

Paracelso.




(Publicado por la marea)



Un boliviano denuncia la muerte de su esposa tras ser rechazada en un ambulatorio por no tener papeles



VALENCIA // “Le atendieron por dos veces en urgencias y, a la tercera, me pidieron dinero. Si mi mujer hubiese sido bien atendida no estaría muerta”. Estas son las palabras de Jesús B. ante el Tanatorio de Valencia donde vela el cuerpo de su esposa, boliviana, de 50 años y que falleció tras ser rechazada en su centro de salud y pasar por diferentes servicios de urgencias.

María Soledad, que así se llama la fallecida, murió el miércoles en su casa tras acudir a un centro de salud dos veces, otras dos a un centro de especialidades y dos más al hospital. No hubo una tercera porque, según atestigua su marido, le pidieron dinero por no tener papeles.

El calvario de Soledad comenzó hace una semana cuando empezó a encontrarse mal y tener ataques de tos y dolor en la garganta. Decidieron ir al centro de salud de su zona y allí, siempre según el relato del marido, rechazaron atenderle porque su tarjeta sanitaria “no tenía validez ya que había dejado de cotizar y ya no tenía derecho a la cobertura sanitaria”.

Ante esta negativa de atención, se marchó a la farmacia y compró medicamentos. El domingo empeoró y decidieron ir al Hospital Clínico, de urgencias. Allí sí se le atendió y se le ofreció tratamiento, antiobióticos y antipiréticos, aunque no mejoró. Al día siguiente volvió a acudir de urgencias y se le inyectó suero y medicación, tras lo que recibió el alta.

Jesús relata que en el hospital se le dijo que fuese a su centro de salud y que no volviese al hospital. De hacerlo, “se le cobraría”. Así que ambos fueron al centro de especialidades donde le trataron, aunque allí le recomendaron acudir al hospital. No obstante, no lo hicieron debido a la amenaza de que si lo hacían “deberían pagar”, se lamenta su marido.

El martes, continúa con su relato, fue a “buscar un médico privado con el cuerpo moribundo de mi esposa”. El miércoles, falleció Soledad. Jesús cuenta que llamó a la ambulancia y le dijeron que “no iban a acudir por un simple constipado”.

Fuentes médicas consultadas por La Marea, explican, tras ver los informes médicos del hospital, que la atención en urgencias fue la adecuada. Muestran más reticencias respecto a si Soledad estaría viva de haber sido atendida una tercera vez en el hospital.

Soledad vivía en España desde hace más de una década, estaba casada y tenía una hija de 20 años. No tenía papeles.

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